Cóndores, colibríes y tucanes en Quito, una meca del “birdwatching” con 542 tipos de aves

Cóndores, colibríes y tucanes en Quito, una meca del “birdwatching” con 542 tipos de aves

El majestuoso cóndor, los hipnóticos colibríes y los exóticos tucanes son algunas de las 542 especies de
aves que se pueden encontrar en Quito y que hacen de la capital de Ecuador una de las mecas mundiales
del ‘birdwatching’, el pasatiempo de avistamiento de aves conocido como aviturismo.

Desde las frías alturas andinas hasta los calurosos valles tropicales, la variedad de paisajes y espacios
naturales convierten a esta ciudad en un destino ideal para dicho avistamiento, al concentrar una
considerable biodiversidad de especies en los 4.183 kilómetros cuadrados que abarca el Distrito
Metropolitano de Quito.

Atraídos por la biodiversidad, los turistas llegan anualmente a la capital ecuatoriana desde países como
Estados Unidos, Reino Unido, Australia, Alemania y otras naciones europeas, con el objetivo de
fotografiar a los especímenes más singulares y difíciles de encontrar en su hábitat natural.

De las al menos 542 especies de aves que habitan en Quito, 64 son endémicas a nivel nacional y una
endémica a nivel local: el colibrí zamarrito pechinegro (eriocnemis nigrivestis), ave emblemática de la
capital, al no habitar en ningún otro lugar.

Tierra de cóndores y colibríes

En tierras quiteñas vuelan igualmente a una velocidad inusitada otras 54 especies de colibríes.
Entre esta amplia variedad están algunos elegantes de cola larga como el silfo colivioleta (aglaiocercus
coelestis), otros de récord como el pico espada (ensifera ensifera), y más tipos como el quinde herrero
(colibri coruscans).

En Quito también se concentran gran parte de los dormideros de los al menos 150 cóndores (vultur
gryphus) registrados actualmente en el país, santuarios en donde con los primeros rayos de sol se puede
apreciar el vuelo de esta ave emblemática de los Andes en los montañosos páramos.

Así sucede en Píntag, una de las 33 parroquias rurales de Quito, conocida como el nido de cóndores de la
ciudad al ser la puerta de entrada al Parque Nacional Antisana, un santuario de 120.000 hectáreas para el
ave sagrada de los incas, entre otras especies.

Colorido tropical en el Chocó Andino

A medida que se desciende, la mayor exhibición de aves tropicales se encuentra en el Chocó Andino, una
reserva de la biósfera que abarca 287.000 hectáreas al noroeste del volcán Pichincha, parte de ellas
pertenecientes a la Mancomunidad del Chocó Andino, compuesta por seis parroquias rurales de Quito
(Calacalí, Gualea, Nanegal, Nanegalito, Nono y Pacto).

Con una docena de diferentes tipos de bosques, el Chocó Andino es hogar de exóticos especímenes
como el gallito de la peña o de las rocas (rupicola peruviana), distintivo por su cresta y su plumaje rojo
anaranjado, así como una considerable variedad de tucanes, loros, y quetzales.

El bosque nublado se remece con bandadas mixtas de tangaras, mosqueritos, trepatroncos,
rondamusgos y reinitas, pero más escurridizos son de ver tucanes como el tucán andino piquilaminado
(andigena laminirostri) y el yumbo (semnornis ramphastinus).

Los ‘birdwatchers’ también buscan la cotara morena (aramides wolfi) y el cuco hormiguero escamoso
(neomorphus radiolosus), mientras que en el sotobosque ronda el elusivo cerquero tangarino o pinzón
tangara (oreothraupis arremonops).

Todo este patrimonio natural de Quito fue exhibido recientemente en la ‘Global Birdfair’, uno de los
encuentros para el aviturismo dirigido a turoperadores, grandes empresas proveedoras de equipamiento
y literatura, observadores de aves, pajareros y organismos públicos y privados en materia de
conservación y turismo.

En esta edición, celebrada del 12 de al 14 de julio en Oakham (Reino Unido), Quito Turismo, la agencia
metropolitana de promoción turística de la ciudad, posicionó ante más de 11.200 visitantes a la capital
ecuatoriana como uno de los mejores lugares del mundo para avistar más aves por kilómetro cuadrado.

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